May 03 |
Causó expectación e intriga, como casi todo en aquel lugar. El humo salía de la caseta y el pastor Javier Aranburu instaba a los asistentes a entrar en la misma. Quien quiso destapar la cortina para contemplar lo que había en su interior se encontró con un queso ahumándose.
Dicha caseta se encontraba junto a la plaza del Ayuntamiento del municipio guipuzcoano de Idiazabal con motivo de la 13ª edición del Gazta Eguna. Pese a que el sol no quiso salir en toda la mañana y a que a ratos la lluvia podía nublar aún más la jornada, cientos de personas se congregaron en la localidad para poder degustar los distintos tipos de productos elaborados con leche. Tuvieron oportunidad, además, de ser testigos del trabajo pastoril y artesanal mediante muestras de esquilaje y confección de escobas, entre otras.
Con la de ayer, por otra parte, concluyeron las actividades que comenzaron el pasado miércoles, en las que, como es de esperar en una feria de estas características, todo el proceso de elaboración de los productos lácteos y todo lo que gira en torno a ellos tuvo especial relevancia.
Muchos de los asistentes tuvieron que dejar el coche en el que se habían acercado a Idiazabal a las puertas del municipio. A medida que se acercaban al centro de la localidad el aroma de los distintos quesos se hacía cada vez más evidente. El propio Aranburu, de Aranburu Elkartea, ayudó con su caseta para ahumar. «Quien viene a esta feria se impregna de cierto aroma, eso significa que ha venido a Idiazabal», aseveró.
El pastor era el encargado de explicar a los que se aproximaban cómo había de curarse el queso. Vestido con atuendo de baserritarra, como muchos de los vecinos de la localidad, el quesero explicó que su intención en la feria era «mostrar» cómo se ahuma el alimento que tanto éxito y nombre le ha dado a Idiazabal.
Aranburu, que lleva 30 años trabajando en el mundo de los quesos, desde los 17, explicó que todo se hace mediante la quema de unas brasas dentro de la cabaña, pero que dependiendo del tiempo del propio producto (si tiene menos de cuatro meses o si tiene entre siete meses y un año) han de utilizarse distintos tipos de leña, como el aliso para los quesos jóvenes y el haya para los más viejos, por ejemplo. «Una mañana fresca es suficiente para ahumarlo», indicó.
A su vez, el productor explicó que el humo, aparte de oscurecer la piel, penetra ligeramente dándole sabor. Aunque no se atrevió a decir que este tipo de ahumados son más sabrosos que los demás, sí que indicó que «el humo despierta su sabor».
Las degustaciones a dos euros
«La gente se va animando», comentaba Maialen Urbisu preocupada por la lluvia, hacia mediodía. En la plaza principal del municipio, a pocos metros de la caseta de Aranburu, se encontraba un puesto donde se podían degustar un total de 21 quesos y después votar por el más sabroso. La joven se encargaba de vender a dos euros los tickets que daban acceso a la votación.
Este año, por primera vez, se ha establecido el sistema de billetes para la degustación de los alimentos lácteos. Aparte de los que daban derecho a poder seleccionar el mejor queso del día, había otros tickets que a cambio de dos euros daban la opción de degustar seis pintxos de queso de los puestos.
«Hay varios motivos por los que se han puesto los tickets», aseveró Ioritz Imaz, alcalde de la localidad. El primer edil aseguró que en años anteriores la gente comía y comía queso, al ser gratis, pero que realmente «no lo degustaba».
Asimismo, explicó que quieren «extender una cultura» que se basa en hacer aprecio al alimento y que mediante los billetes, precisamente, consiguen «la valoración del producto». Por último, quiso apuntar que a cada pastor se le compran en torno a 18 kilos de queso y que cobrar algo por probarlo es una manera de «recuperar el gasto». A su vez, indicó que aunque habían colocado esa tasa, se estaba vendiendo «mucho» y los vecinos del municipio veían «lógica» la medida.
Lógica o no, la realidad es que los que se acercaron a Idiazabal pudieron disfrutar de parte de lo que hace a ese municipio mundialmente conocido. Es probable que su sabor, además de su aroma, permanezca en el recuerdo de los asistentes, por lo menos, hasta el próximo Gazta Eguna.
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